lunes, 15 de octubre de 2007

PACIFISMO IDEALISTA O PACIFISMO NECESARIO

Me llama la atención los artículos que aparecen últimamente de estos temas (a lo mejor es que aparecen siempre y yo no me había dado cuenta...), como lo de la Junta Militar de Myanmar y los problemas que están teniendo para silenciar a los monjes budistas, otro sobre la competencia por compra de armas entre Argelia y Marruecos (?¡), y sobre todo el que comenta los resultados de un estudio del Centro de Estudios por la Paz Josep Maria Delàs que analiza el gasto militar previsto en España (no me puedo creer que me vaya a gastar 422 euros en un año solo en temas militares, y tampoco sabía que el Ministerio de Defensa es el que más dinero mueve, incluso sin contar los gastos militares de otras instituciones o ministerios del gobierno). Aun estando bastante enfadado, intento ser suave para que nadie se ofenda demasiado. De todas formas siendo huésped de la meiga ella me defendería, y su cueva es casi como un bunker...

El caso es que el status quo de los ejércitos y sus miembros en todo el mundo es algo muy apetecido. Alguien con un arma siente que es realmente es alguien, valga la redundancia, y es muy difícil cambiar eso, y también el corporativismo y cerrazón que existe en la institución (incluso tienen sus propios tribunales...). Y cuando no hay guerra o enemigos, nos los inventamos, o incluso nos inventamos otras funciones del ejército... Por favor, no me digais que los militares se van por ahí a hacer Cooperación para el Desarrollo, llamadle de otra manera, no sé, Pacificación, o similar. O el tema de desastres, en muchos países el ejército tiene asignado el sistema de protección civil y coordinación para la prevención y mitigación de desastres, o incluso en temas ecológicos cuando van a apoyar en alguna emergencia (me llamó la atención la imagen de un documental en Nicaragua de unos militares intentando salvar unas tortugas de morir llevándoselas entre cuatro en un gran plástico que cada uno agarraba de una esquina, pero que les costaba muchísimo avanzar por el peso de las mismas y sobre todo por el estorbo de llevar el gran fusil AK-47 colgado en bandolera...).


Aun así no creo que sea posible hoy en día, ni a corto plazo, un mundo sin ejércitos. Todavía tienen su función (en un paraíso sin predadores ni defensas, con un sólo predador se puede desencadenar un desastre...), pero esa carrera armamentística y de cada uno por su lado debe terminar, y también ese aferrarse al poder basado en las armas y ese incremento antidemocrático (a mí nadie me ha consultado nada) de la inversión en armas e investigación militar. De todas formas, me gusta pensar que algún día se extinguirán (igualito que las ONGs, el que tenga que aumentar la inversión militar, igual que la inversión en cooperación al desarrollo, significa que el mundo no va todo lo bien que me debería).


Ya, ya sé que en épocas de guerra es cuando más inventos se hicieron que al final contribuyeronal desarrollo posterior en períodos de paz y con usos civiles. Pero igual hubiera sido mejor que no hubiera habido la guerra y se hubiera descubierto ese invento más tarde... ¿No se puede hacer una investigación civil con recursos y amplitud de miras? ¿Por qué se han tenido que descubrir la infinidad de aplicaciones civiles de los satélites artificiales después de idearlos como armas de ataque o defensa, o como espías en conflictos?¿Forma parte de la naturaleza humana el desarrollarse a golpes? Si la respuesta es sí, yo digo que desde el momento en que somos conscientes de esa naturaleza, podemos cambiarla.

jueves, 4 de octubre de 2007

EMPRESAS Y COOPERACIÓN AL DESARROLLO, EL ETERNO DEBATE

Personalmente, por meter cizaña, soy un total escéptico en el tema de la participación de las empresas en la cooperación para el desarrollo. Es posible que tengan un nicho, sobre todo en el tema de la cesión de profesionales muy capacitados para colaborar en distintos temas (ejemplo que he visto y funciona bien, por ejemplo consultoras experimentadas de formación que dan servicios gratuitos a personal de ONGs), pero creo más en la voluntad de esos profesionales en querer colaborar en su tiempo libre con organizaciones cuyo objetivo declarado es ese (si es que esas empresas les dejan tiempo libre...).

La pregunta es ¿por qué una empresa habría de querer colaborar desinteresadamente con una ONG o un proyecto de cooperación? Quizás en casos puntuales de algunas empresas podría ser, pero convertir eso en un modelo para todas no me lo creo (la desconfianza nace de los palos recibidos...). Los fines de las empresas son ganar dinero (lo cual a priori no es malo), lo que se llama lucro. Lo otro, en la humilde opinión de este habitante de A Cova da Meiga, es marketing mientras no se demuestre lo contrario.

La RSC, como en su día lo fue la calidad, y el medio ambiente, son temas de interés y preocupación social que a las empresas les puede servir o no para mejorar su funcionamiento (si los famosos sistemas de gestión de la calidad, medio ambiente o RSC están bien implementados sí puede servirles para mejorar su funcionamiento, por ejemplo el tratar bien a sus empleados seguro que a medio plazo les sirve para aumentar rendimientos), pero ya solo el hecho de que existan los sellos o certificaciones representa para ellas un hecho diferencial respecto a las q no tienen el sello (y el sello RSC llegará pronto, alguno ya hay...), o sea, marketing.

Las ONGs no necesitan marketing de este tipo porque su objetivo son temas donde el lucro no aparece (o no debería aparecer). Es más, las ONGs deberían tener una tendencia "suicida", o sea, el objetivo de la ONG debe ser que llegue un momento en que no sea necesaria... Cuando la mayoría de las empresas tengan el sello ISO 14001 dejará de tener valor, habrá que inventar otro...¿A eso le llaman mejora continua? No creo que la mejora continua deba estar basada en criterios de marketing, y lo mismo la ayuda al desarrollo, y si se permite el pensar "pues si quieren marketing, aprovechemos lo que pueden ofrecernos" estamos perpetuando esa mala concepción (porque luego siempre llegan los temas de ceder profesionales para un determinado proyecto si luego en ese país se venden productos de esa empresa, o que aparezca el nombre de la empresa para demostrar lo buena gente que son...). Eso sí, si aparece una empresa extraña entre cuyos objetivos esté el ayudar desinteresadamente al desarrollo, pues bienvenida...tras mirarla con lupa.

De todas formas, ante la dificultad de poner límites a los distintos tipos de financiación de instituciones y además conocer en detalle sus buenas o malas prácticas, yo podría haber un criterio a priori para proponer: simplemente fijarse en la misión, objetivos, estrategia (o similares) que tenga la entidad.

Por ejemplo, una Caja de Ahorros se supone que en los estatutos contempla la dedicación a obras sociales.

Un colegio profesional se supone que a velar por los intereses de un determinado grupo profesional (lo cual incluye autoevaluación, pero también formación integral y actividades de caracter social para sus colegiados, y posiblemente también el cuidar la imagen de ese grupo profesional ante la sociedad y defender sus competencias).

Una fundación variará bastante, pero en general se puede decir que el ánimo de lucro no es su principal motivación.

Una empresa funciona básicamente por el ánimo de lucro (que yo sepa...). No voy a entrar si eso contribuye mucho o poco al desarrollo humano, pero si contribuye es de manera colateral, no como fin. Y repito que esto no tiene por qué ser malo (esto no es ningún ataque a las empresas, en absoluto). Pero lo dicho, si quieren hacer obra social es por otros temas relacionados con marketing, mejor imagen o, por qué no, para favorecer el "buen rollito" entre sus trabajadores y que estos estén más motivados porque su empresa participe en ese tipo de cosas. Por eso creo que no es a través de las empresas donde se deben encontrar los espacios para trabajar en temas de cooperación al desarrollo, sino que debería ser cosa de los propios trabajadores los que por su cuenta se metieran en esas actividades (y si las empresas les dan facilidades para "cultivar ese buen rollito" pues mejor), pero que no sean las empresas los agentes financiadores dando dinero ni bienes "de la empresa" (hmmm, igual me pillais si me decís que es que los trabajadores y su tiempo también son bienes de la empresa...).

Actualización 1: interesante el comentario de Andrés recordando que las ONGs no tienen ni mucho menos el monopolio del desarrollo, y de Isabel, que toca el tema de Educación para el Desarrollo impulsada por la empresa desde dentro.