Es un fenómeno común, ya que siempre hay esa sensación de que no se es capaz de transmitir desde sede todo lo que desde terreno se considera necesario de información para tomar decisiones y avanzar en el proceso, y viceversa.
Muchas veces viene dado por el deseo de la sede de tener toda la información posible para poder apoyar en las decisiones "como si estuvieran en el lugar" e informar a toda la base social (en el caso de ONGD) u otros interesados de lo que ocurre, lo cual es perfectamente comprensible, pero poco práctico.
Se da también por la dificultad y el gasto de tiempo de sintetizar por parte de terreno la ingente cantidad de información que se maneja (consciente e inconsciente, esta última propia simplemente del hecho de "estar inmersos" en las dinámicas del terreno, país o zona de actuación).
Se trata de un proceso que suele ser muy enriquecedor si se sabe manejar, pero muy destructivo si no se consigue encauzar el poder de esa dialéctica. La comunicación continua es muy importante para ello (hay muchas herramientas a nuestra disposición, a veces me pregunto como era la cooperación antes de internet...), y también el afán constructivo y de aprendizaje.
Esta es una dialéctica que no solo se da en cualquier fase del proceso del proyecto, y que en el 10º de los 14 mandamientos del cooperante, con el cooperante expatriado como protagonista, explica muy bien su papel de puente (pero que en sede también se hace entre terreno y los agentes externos a la organización, como los financiadores...).
1 comentario:
buena entrada, pero esto da para un libro, no solo teorico sino de anecdotas...
Yo creo que es complicado comunicarse... la clave, que en sede trabaje gente que ha estado en terreno... y aunque parezca obvio sabemos que en la mayoría de los casos no es así!
Madrid está tan lejos de Guate, ais!
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