miércoles, 20 de abril de 2011

El espejismo humanitario, 2

Sigamos con el análisis de este libro, que da para mucho, os lo aseguro. Me ha servido para actualizar gran parte de mis ideas sobre ONG y cooperación (y en muchos casos para reafirmarme en las que ya tenía con nuevos argumentos).

Entre las páginas 130-132 se comenta ese estado de muchos cooperantes internacionales de estar por encima del bien y el mal fuera de sus países de origen. Estoy de acuerdo con esta visión, y es doblemente preocupante, ya que para bien o para mal uno está allá no sólo representándose a si mismo, sino también a su organización (y “subsidiariamente” a su propio país o región de origen). Si a esto sumamos la presunta “motivación ética” de las acciones de desarrollo, se llega a la conclusión de que hay un agravante en las acciones indignas de los cooperantes, casi en el mismo sentido de los militares, policías o profesores, u otra gente a la que la sociedad tiene encomendados servicios de especial responsabilidad (los dos primeros por poder usar armas, los terceros por tener en sus manos la educación de las nuevas generaciones). De esto ya he hablado alguna vez...


Creo que la crítica de la página 134 sobre las ONG que puentean o directamente ignoran a las autoridades locales y sus lineamientos es a una mala práctica que afortunadamente cada vez se da menos, al menos en centroamérica y sudamérica, ya que es una de las preocupaciones mayores el alinearse con los planes de desarrollo de la zona (¡será por planes de desarrollo!, el problema ahora es casi el contrario...). Y sí, aunque en la página 137 lo critique, la solución a la desigualdad es política, siempre que todos los ciudadanos sean realmente ciudadanos y participen en los asuntos de sus “polis” (y eso incluye “limpiar nuestra propia mierda” y hacer autocrítica).

Lo de el concepto de ONGG- Organizaciones No Gubernamentales-Gubernamentales porque muchas dependen del dinero público es algo que siempre creará discusión dentro y fuera del sector no lucrativo. Yo soy de la postura de que es el hecho de tener una planificación y lineamientos decididos por la base social y que se lleven a cabo es lo que da el carácter NG a las ONG, no la procedencia del dinero. Si en un momento dado esos lineamientos coinciden con los de la administración pública, perfecto, entonces se puede trabajar conjuntamente. Se trata de un trabajo en red. El problema es cuando se crea dependencia de esas subvenciones y se empieza a tragar con algunas cosas impuestas desde los que manden en ese momento. Hay que saber decir no, y cuanto más próximas a ser un verdadero movimiento social estén las ONG (con voluntariado comprometido y transformador) menos dependencia habrá de subvenciones para continuar el trabajo (aunque sea con menos dinero y con menos personal contratado se siguen pudiendo hacer muchas cosas si de verdad tienes apoyo de base social comprometida, ya sean socios que aportan fondos como militantes, y en mi opinión cuanto más coincidan ambas figuras, mejor).

En la página 161 se menciona una postura que hace años se ha abierto paso, y es que el propio sistema deja huecos para una falsa “transgresión” o denuncia social, a modo de válvula de escape que en realidad favorece la permanencia del status quo (y que en la saga Matrix se reflejó muy bien). En esto pueden caer los movimientos u organizaciones que no tienen las cosas claras y no hacen autocrítica ni buscan una transformación real de la sociedad a través de potenciar el pensamiento crítico de las personas (al final la parte más importante de la sociedad son las personas...).

Misiones de identificación humanitarias y militares, un ejemplo de briefing (acogida o introducción) en la página 207 puede hacer pensar que son lo mismo, pero no lo son... De este tema ya hace 4 años que escribí y sigo estando de acuerdo conmigo mismo... 

E aínda falta unha entrega!
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