
La realidad es que no me había enterado de la campaña aun siendo Santiago una de las zonas donde deambulo, y siendo el agua uno de los sectores de la cooperación al desarrollo donde más me toca "mojarme". Y no me había enterado no por la difusión que le han dado, que seguro que ha sido buena, sino por estar yo estos días algo fuera de juego, y con el chip de la información bastante ocupado por la Eurocopa (un poco de opio a veces me hace falta, pero me lo tomo de forma proactiva, me encanta esa palabra..., y trato de no dejar que me lo administren como si fuera un calmante de la conciencia).
Al grano. Lo que me ha llamado la atención ha sido la manera de enterarme, a través de una columnita de opinión de uno de los gratuítos gallegos. Digo columnita porque era muy pequeña, pero suficiente para que el columnista, que debe ser un gran conocedor de la realidad etíope, se atreva a minimizar las peticiones de la campaña al lado de la situación actual de Etiopía, alegando que igual el gritar desde aquí que los hombres etíopes ayuden a las mujeres a acarrear el agua es algo insignificante, y que no entiende que se gasten recursos en esta denuncia tal y como están las cosas allá. Igual es que ni conoce tanto la realidad etíope, y mucho menos entendió el objetivo real de la campaña (que yo tampoco conozco con precisión, pero intuyo que no es exactamente ese que él daba por supuesto de la equidad de género en el acarreo de agua).
En fin, todo el mucho puede opinar, claro, pero el opinar de algo que se conoce ayuda a no dar la impresión de que hoy no se está inspirado y se necesita cualquier cosa falsamente ingeniosa para rellenar. A veces parece que nos olvidamos que escribir es un ejercicio de responsabilidad (aunque también leer, y criticar...).
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