Son reflejo de sensibilidades muy diferentes que se dan en el norte de España (y que a su vez nada o poco tienen que ver con la estepa castellana, el mediterráneo, o las zonas interiores del sur).
Oviedo y Santander joyas de la fachada atlántica (muy del estilo de A Coruña), Oviedo con mucho carácter "Asturies" pero también mucho niño bien (y unos alrededores para no perdérselos y ponerse como la moñoño comiendo), Santander como salida natural de Castilla al mar, y lugar tradicional de veraneo de "la corte", respira bastante "nacionalismo español" y acusan a la vecina euskadi de "colonización" en algunas de las villas costeras de Cantabria (donde el suelo es bastante más barato que en País Vasco, y están a tiro de piedra de Bilbao).
Vista desde Teverga, donde se comen unas fabes con gambes y setes de morirse, ¡viva la cocina tradicional!
San Vicente de la Barquera, precioso pueblo que no escapa de la especulación y el feismo urbanístico...
...pero que tiene rincones, sobre todo en la zona del Castillo y la Iglesia de Santa María de los Ángeles, en los que todavía fluye la magia antigua.
En el dudoso caso de que uno se cansara de pasear por el Sardinero, aquí véis una panorámica de la Virgen del Mar, muy cerquita de Santander, sin palabras..., al lado de las Dunas de Liencres, que también merece mucho la pena.
Bilbao, ciudad industrial y obrera que absorvió gran parte de la emigración de otros lugares de españa, y que hoy se ha visto en la obligación de reinventarse a sí misma (la ría de Bilbao posiblemente sea de los paisajes urbanos que más han cambiado en España en los últimos 20 años). Y todo sazonado con el nacionalismo vasco que se observa más en los pueblitos de los alrededores o algunos barrios, que en el propio centro de Bilbao.
Lo mismo, de noche (para mí sale ganando..., aunque es un gusto pasear por allí, podían poner un rodapié en las vallas que dan a la ría, lo digo por la cantidad de balones perdidos de los niños que juegan por allá...)
De los pueblecitos típicos de pescadores cerca de la desembocadura de la Ría, Algorta. Ahí sí se respira nacionalismo vasco.
Una maravilla de la ingeniería, el puente colgante de Portugalete (aunque lo que cuelga es una especie de teleférico que lleva coches y personas, y que no molesta el paso de los barcos).
Navarra, de las comunidades autónomas con mejor nivel de vida (y plagada de aerogeneradores, no en vano sobre el 60% de su energía proviene de renovables), dicen que está dividida en 2 (a riesgo de simplificar mucho):
-la del norte de tradición más montañosa (también se acusa al nacionalismo vasco de influir en esta zona artificialmente aun más de lo que ya tiene de influencia de forma natural)
-la de la ribera, más cercana a La Rioja (el Ebro es la frontera) y Aragón.
Pamplona es la unión de ambas Navarras, con el San Fermín omnipresente aunque no sea la época..., y las Bardenas Reales..., eso es una genialidad de la naturaleza que no se puede imaginar uno de donde salió (por mucho que te digan que de una antiquísima cuenca hidrográfica, la del Ebro, que no tenía salida, y al final la encontró hacia el Mediterráneo, dejando unos paisajes que parecen del "salvaje oeste").
Milagro, el pueblito donde el río Aragón desemboca en el Ebro (y luego va haciendo frontera con Logroño, buen vino por allá, y valles fértiles...)
Podría aparecer por allá al fondo un montón de Sioux en cualquier momento (si no fuera por el trigo sembrado en la zona, que al parecer puede sembrar cualquier vecino de los pueblos que rodean "La Bardena" y, si tiene suerte con las lluvias, recoger la cosecha
Uno de los símbolos de las Bardenas Reales, "la seta", o castildeterra, lo que está encima es de un material más duro que lo de abajo y alrededor, pero se puede desmoronar en cualquier momento, por eso está protegida.
León fue el final del camino (en mi caso, suele serlo), provincia siempre peleada con Castilla, mirando de reojo a Galicia, y mirada a veces por encima del hombro por Asturias. La 7ª de España en superficie y la mayor del noroeste español, el hecho de ser la transición entre tres mundos es lo que la divide en tres y a la vez le da algo propio y único, y la aspiración de ser algo más que una provincia (como ya lo fue en tiempos). No se puede negar que el Bierzo y los Ancares leoneses no podrían distinguirse de Galicia si no fuera precisamente por ese algo que tiene el Bierzo como un valle en medio de montañas con infinitos lugares para descubrir. Lo mismo pasa con la montaña leonesa, que es sólo la fachada sur de la asturiana, y la tierra de campos, donde la estepa nace. Pero de lugares de León hablaré más tranquilamente otro día.
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