Este año en Carnaval, en vez de ir a Río de Janeiro o a los más "enxebres" carnavales de la provincia de Ourense, fui a conocer el norte de Portugal en la Escoba Voladora de la meiga (además de hacerle de okupa en su cueva además a veces uso su vehículo, si es que tiene una paciencia...). La ruta resultó muy recomendable, el Portugal más "gallego" también tiene buena comida y malas señalizaciones de los pueblos (incluso peor que en Galicia, aunque apenas nos perdimos...), y sirve tanto para ir solo como bien acompañado (como fue mi caso).
El viernes llegamos a dormir a Tui (pensión Generosa, no os la perdais...). Abajo podeis ver la catedral, tipo castillo. Y las callejuelas de Tui cuando anochece (y lloviendo a mares) no tienen desperdicio...
El sábado a primera hora subimos a la citania (poblado prerromano) de Santa Trega, desde la cual hay una vista excelente de la desembocadura del Río Miño en el Océano Atlántico.
El sábado a primera hora subimos a la citania (poblado prerromano) de Santa Trega, desde la cual hay una vista excelente de la desembocadura del Río Miño en el Océano Atlántico.
Después entramos en Portugal por Valença, donde como buenos españoles fuimos a comprar en la zona comercial que queda en el interior de sus murallas (que a buen seguro eran difíciles de superar, como veis en la foto). Especialidad comercial: el textil de hogar (toallas, sábanas y por supuesto, nórdicos). Y además se come bien en los restaurantes que hay por allí (eso sí, muy pensados para turistas que vienen de compras).
Ya por la tarde, camino de Viana do Castelo por la carretera de la costa, y nada más pasar Camiña, hay un desvío hacia una zona de merenderos entre acacias negras y una gran playa en la misma desembocadura del Río Miño donde merece la pena parar.
Y ya empezando a anochecer llegamos a Viana do Castelo, donde antes de nada subimos a Santa Lucía. Merece mucho la pena la vista de Viana y la desembocadura del Limia desde allí arriba (en la foto de abajo se adivina algo...). Lo que es la ciudad tiene una zona antigua bonita (aunque con bastante poco movimiento nocturno, por lo menos ese día, a pesar de ser sábado noche).
Ya el domingo, antes de salir para Porto, y tras dormir en un hostalito al ladito de la Avenida dos Combatentes da Guerra (calle céntrica que va desde la estación de tren al río), subimos de nuevo a Santa Lucía para ver el templo por dentro. Había mucha animación, los vendedores de unas figuritas hechas de lana representando a una pareja (y que según ellos daban suerte) debían estar haciendo buen negocio (podían pasar de pedirte 10 euros a pedir 1, al menos a nosotros así nos ocurrió...).
En Porto, donde llegamos sin novedad tras decidir ir por la autovía gratuita en vez de por la carretera vieja, no es difícil llegar hasta la plaza mayor, con su imponente ayuntamiento. Al ser domingo se podía aparcar fácilmente, y sin que cobraran. Así que tras registrarnos en uno de los hostalitos de los que hay por allí (suelen ser baratos, e incluyen desayuno, aunque puede interesaros más no desayunar y pagar menos por la habitación, algunos dan esa posibilidad, y luego desayunar en uno de los "millones" de confiterías-café que hay por doquier).
La zona vieja de Porto es digna de ser visitada, aunque puede que lo mejor sea primero subir a la torre de Clérigos, la más alta de una iglesia en Portugal, para tener una visión general. También tienen fama cierta librería y cierto café antiguos (que sin embargo nosotros no visitamos).
Por la noche, por supuesto, la vista de Porto desde Gaia tras pasar el puente Luiz I, y tomar un vinito en alguno de los bares a la orilla del río (las bodegas están casi todas del lado de Gaia).
2 comentarios:
Has conseguido meterme el gusanillo de volver a Oporto: yo ya hace ONCE años que no voy, aunque aún consigo evocar la sensación que tuve al estar allí; ese ambiente de ciudad con vida propia, con solera.
Yo, por mi parte, me pasé medio carnaval en la cama con una gastroenteriritis de las que te dejan cuerpo fino y otra parte disfrazada de vieira.
Sí, sí, de vieira. Todo sea para apoyar a la comparsa del pueblo; ya sabes, por eso de que no se pierda la tradición...Así que el martes nos echamos a la calle treinta vieiras reivindicando el carnaval más enxebre junto a hadas y elfos venidos de Quiroga, demonios heavys de San Clodio, y demás fauna y flora de A Rúa.
Odio el carnaval, pero los desfiles de comparsas de mi pueblo consiguen emocionarme profundamente: el empeño y la ilusión que ponen las Señoras (con mayúscula), que se olvidan de sus huertas y de sus chorizos puestos a curar durante unos días para lanzarse a la calle vestidas de lo que haga falta para animar al respetable que se agolpa en la calle principal preguntándose de qué coj...van esas.
VIVA EL CARNAVAL RURAL!!!!!
qué ben a foto de porto dende Gaia... cando fun quedei namorado e agora non podo sacarme a imaxe da cabeza da "ribeirinha", dos edificios a punto de caerse, tan decadentes... e tan bonitos de mil cores!
xa mo fixeches recordar...
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