Ya llevaba tiempo queriendo hablar de este tema, y específicamente del papel de la Fundación Lealtad como bastión de la transparencia de las ONGs. No había encontrado ocasión, pero con la polémica que se ha levantado creo que aun viene más a cuento...
La necesidad de transparencia en las ONGs (tradicionalmente bastante poco autocríticas), viene dada por su propio espacio en la sociedad, y en el caso de las ONGDs, por dos pilares que comenté en su día.
En cuanto a la evaluación de la Fundación Lealtad..., el que se adapten "sistemas de mayor implantación en EEUU" por "hombres y mujeres que han sido o son directivos de las grandes empresas" me chirría por todos los lados (y esto fue sacado de su antigua página web). Que conste que muchos de los criterios aplicados, sobre todo los de claridad y transparencia, me parecen lo mínimo que debe perseguir cualquier ONG (y de hecho la propia coordinadora estatal de ONGDs los adaptará para su propio sistema, que está en elaboración). Pero, por ejemplo, el impacto de las acciones ya es otro tema más espinoso..., no creo que se pueda medir para nada con los criterios empresariales tradicionales, y en cualquier caso esta adaptación no creo que la deba hacer una fundación cuyos patronos son nada menos que grandes directivos de empresas que mantiene acuerdos con Banesto...
Eso sí, ha sido una iniciativa interesante y casi se podría decir que pionera, pero lo importante es que hay que saber ver más allá de este tipo de evaluaciones "empresariales" e irlo adaptando a las realidades de las ONGs (y por supuesto, evitar esa pretensión en mi opinión fuera de toda lógica de convertirse en el Gran Hermano o El Ojo de Saurón de las ONGs).
Pero sigo pensando que son urgentes otras iniciativas desde el seno de las propias ONGs o incluso desde el gobierno, y ya las está habiendo, más allá de simplemente pertenecer a las propias coordinadoras de ONGDs estatal y autonómicas...por ejemplo los códigos de transparencia que se están elaborando, las memorias de actividades, las auditorías de cuentas que muchas ya hacen (por mucho que los auditores cobren precios abusivos, aunque eso ya es otra historia...), o aun mejor, potenciando el que la gente no se limite a dar dinero como bálsamo de su conciencia y se meta más a fondo en el meollo del funcionamiento de la ONG de la que es socio, asistiendo a las Asambleas, siendo voluntario para mejorar desde dentro sin necesitar verse obligados por entidades externas a cambiar sus modos de trabajo, y creándose la complicidad de la que habla este artículo, y la autorregulación de las ONGs por parte de su base social (que es quien les da realmente el respaldo).
Sólo siento que la primera iniciativa de este estilo haya tenido que venir del sector empresarial, y no de las propias ONGs...
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