El segundo día en Bretaña fuimos a Mont Saint Michel, que ya no pertenece estrictamente a Bretaña, pero que sí figura como lugar obligado de visita en todas las rutas turísticas de Bretaña, ya que está en la misma bahía que Saint-Malo (bahía que lleva el nombre de Saint Michel). La estampa al irse acercando impresiona, ya que aunque a lo lejos parece de juguete, ya se es consciente de su inmensidad. Y por dentro..., pues turismo en estado puro, aunque aun así merece la pena (cuidado donde dejais el coche, que con determinadas mareas puede haber zonas del parking que queden cubiertas por las aguas). Nos quedamos con ganas de verlo de noche (también uno se puede alojar dentro, y posiblemente merezca la pena...).
Impresionante
El brazo de tierra que lo une al continente, un puro parking
Desde las murallas...
Despidiéndose
Por la carretera de la costa hacia Cancale...
Y al extremo de la Bahía, perdido en la bruma, el Mont-Saint Michel
En Cancale, las ostras...
En la costa desde Cancale de vuelta a Saint Malo
A la tarde tuvimos tiempo de acercarnos a Dinard, que dicen que gana de noche, pero nos pareció un lugar de veraneo y casas residenciales bastante “pijo”... Otros lugares de esta zona que no visitamos y tienen buena pinta: Vitré, Fougéres, Comboug, Rennes y algo más adelante la Forêt de Paimport con sus leyendas artúricas.
Vistas a Dinard
Vistas a Saint Malo
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