Volviendo hacia la costa nos paramos en las dunas de Ploudalmezeau, para comer entre los árboles que luchan contra el avance de la arena. También es aconsejable pasar por Lilia y ver el Faro de la Virgen, que con sus 82,5 metros es el más alto de Europa, y el más alto del mundo hecho en piedra.
Luego continuamos por la costa hasta la zona de Kerlouan, donde es imprescindible ver el “site clasée” de Meneham, un auténtico museo etnográfico al natural, en un pueblo de pescadores y agricultores protegido del mar por unas enormes formaciones graníticas, y donde ahora los artistas locales exponen sus creaciones, y se pueden ver las casas tal como eran hace 50 años.
Toda la zona tiene mehires y dólmenes por aquí y por allá, y cada pueblecito tiene lugares con encanto (como la plaza de Plouescat). Aun hubo tiempo para dos platos fuertes, la villa de Roscoff, y St Pol de Léon, ambas muy próximas (esta última impresionante de noche), antes de volver al camping por la autovía hacia Brest.
El sexto día, tras pasar nuestra segunda y última noche en Relecq, continuamos hacia el sur, hacia la península (presqu'île) de Crozon, donde hay que ver la Tour Vauban, y la pointe de Pen-Hir, con les Tas des Pois y la costa de la pointe de Dinan y su arco de piedra. Fuimos bordeando la Baie de Douarnenez para entrar ya en la región de Cornouaille, parando en Locronan (imprescindible), pasando por Douarnenez y deleitándonos con la costa de la Reserve du Cap Sizun. La famosa Pointe du Raz, quedó bautizada como “la estafa de Francia”, ya que sólo aparcar costaba 6 euros (eso sí, daba derecho a entrar todo el año, pero para 1 hora como que no compensaba...), a no ser que estuvieras sólo 10 minutos, lo cual apenas te llegaba para atravesar desde el aparcamiento la zona del mercadillo (vaya negociete que tenían ahí) simplemente para ver el mar y un farito al que se podía llegar con una rutilla (que por supuesto en 10 minutos no podías hacer).
Al atardecer llegamos a Quimper, donde nos quedamos en el camping municipal (como no). Impresionante la cantidad de pasarelas llenas de flores sobre el río (parece ser que eran antiguas entradas particulares desde la zona “popular” de la ciudad hacia las casas señoriales del otro lado del río). Como el resto de las villas de Bretaña, merece la pena verlo por el día y por la noche (y aquí tuvimos festival de jazz callejero incluido, que animaba hasta bastante tarde las zonas de marcha).
Punta de St Mathieu, precioso lugar para pasear (y realmente la punta más al oeste de Francia)
El menhir de Kerloas
Saint Rennan
Dunas de Ploudalmezeau
Fare de la Vierge
St Pol de Leon, catedral
Costa de la Península de Creuzon
Plaza principal de Locronan
Impresionante, reserva del Cap Sizun
Quimper de día...
...y de noche
Enlaces relacionados:
Crónicas de Breizh, 2.
Crónicas de Breizh, 3.
Crónicas de Breizh, 4.
Crónicas de Breizh, 5.
Crónicas de Breizh, 6.
Crónicas de Breizh, 7.
No hay comentarios:
Publicar un comentario